Tile panel Caravela (Jose Manuel)
Source: José Manuel

Portugal es una de las naciones más antiguas de Europa con ocho siglos de historia y una mezcla feliz de pueblos, culturas y tradiciones.

Antes de 1143, año en el que D. Afonso Henriques declaró en Guimarães la independencia respecto de los reinos de León y Castilla y se convirtió en el primer rey de Portugal, pasaron por Portugal los fenicios, griegos, cartagineses, romanos, hunos, suevos, alanos, vándalos y los pueblos del de Norte África.

Durante los siglos XII y XIII, los reyes portugueses extendieron las fronteras con la ayuda de los cruzados hasta que finalmente conquistaron el Algarve, consolidando así el territorio que se mantuvo prácticamente sin cambios hasta hoy.

Con las fronteras ya definidas, Portugal empezó a mirar hacia dentro. Al final del siglo. XIII, el rey Dinis fundó la prestigiosa Universidad de Coimbra, una de las más antiguas de Europa. En los centros más importantes se edificaron castillos, palacios y catedrales, y se estableció la administración territorial. Pero el reino era demasiado pequeño para el tamaño de la ambición de los monarcas portugueses quienes no pudieron resistir la llamada del mar.

Así comenzó una de las mayores aventuras de la humanidad, la de los descubrimientos, dirigidos por el príncipe visionario Henrique. Durante los siglos XIV, XV y XVI, los barcos portugueses navegaron hasta África, Lejano Oriente y a las profundidades del continente sudamericano. Conquistaron tierras, acapararon riquezas y trajeron a Europa cosas jamás vistas. Habrá sido, tal vez, el comienzo de la globalización.

El pequeño reino era ahora el mayor imperio del mundo. En Portugal se reunían estudiosos y mercenarios, científicos y artistas, comerciantes y poetas, príncipes y esclavos. Pero tanto poder y riqueza culminó en la trágica muerte del joven Rey D. Sebastião en la batalla de Alcazarquivir, en el norte de África. El trono vacante fue ocupado por reyes españoles que unificaron los dos países durante 60 años de unión personal.

Pero en 1640 volvió Portugal a tener un rey portugués, D. Juan IV, quien restauró la independencia. En el siglo. XVIII, D. João V, un monarca absolutista y amante de las artes, construyó en Mafra, un gran palacio-convento y el Acueducto de las Águas Livres en Lisboa.

No obstante, la lujosa y exótica capital del reino desapareció casi por completo en 1755, debido a un devastador terremoto. Fue el marqués de Pombal, primer ministro del rey D. José, el que inventó una nueva Lisboa monumental y mejor preparada para hacer frente a la furia de la naturaleza.

A principios del siglo XIX, las tropas de Napoleón invadieron Portugal y la corte se trasladó a Brasil, volviendo 13 años después a un país diferente, debilitado por años de guerra. Las ideas republicanas adquirieron cada vez mayor impulso a partir de finales del siglo y la República fue finalmente instaurada en 1910.

Después de un período turbulento y de la participación portuguesa en la Primera Guerra Mundial, llegó el “Estado Novo” de António de Oliveira Salazar, el dictador que gobernó el país con mano de hierro durante casi medio siglo. El de 25 abril de 1974, la Revolución de los Claveles devolvió la democracia y la libertad a los portugueses y se procedió rápidamente a la descolonización de África.

De nuevo dentro de sus fronteras originales, Portugal volvió a abrir sus puertas a Europa. En 1986 el país se adhirió a la Comunidad Económica Europea y desde entonces los portugueses han participado con entusiasmo en la construcción de una nueva Europa, sin olvidar su historia, su carácter y sus tradiciones.

Texto adaptado a partir de la página web de la Presidencia Portuguesa de la Unión Europea 2007

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